Hace unas semanas, una amiga me propuso un pequeño trabajo. He tardado un montón en darle una respuesta al ofrecimiento. Por suerte, llegué a preguntarme qué era lo que hacía que tardara tanto en tomar una decisión al respecto y la conclusión a la que he llegado me la apunto para tratar de no perderla de vista en otras ocasiones.
Actualmente tengo un trabajo en un proyecto cooperativo que es un tanto inestable en el sentido de que no me permite, de momento, cobrar puntualmente un sueldo al mes, sino que, dependiendo de cómo van las cosas, si logramos enfrentar los gastos ineludibles (o los que nosotros mismos hemos catalogado de ineludibles…), podemos cobrar el salario que nos hemos propuesto. Ésta no es la mejor de las situaciones, pero también me permite aprender cosas sobre cómo gestiono el tema del dinero que siempre ha tenido una cierta connotación para mí como conté en otra entrada (el calor del dinero) y que, seguramente, dará vida a otras que vendrán después. Pero eso lo dejo para cuando lleguen 😉
El caso es que, desde hace un tiempo, he venido deseando encontrar pequeños trabajos que, aunque no respondieran a lo que más me apasiona dedicarme, al menos me asegurara ciertos ingresos al mes incluso no siendo muy grandes. He expresado en voz alta este deseo a algunos amigos y familiares y han empezado a surgir oportunidades en este sentido. La que ha disparado las letras de esta entrada ha sido una de ellas.
¿Qué pasa cuando deseamos algo para nosotras que, en realidad, si nos paramos a mirar despacio, nos damos cuenta de que no está alineado con lo que verdaderamente nos sentimos identificadas, con lo que nos aporta valor, con lo que nos apasiona?. Si tenemos la suerte, como me pasó esta vez, de que aprovechamos el tiempo que pasamos demorando dar una respuesta clara a la oportunidad que se nos presenta en el sentido de este «falso deseo», para reflexionar y preguntarnos sobre el por qué nos cuesta tanto tomar una decisión, aunque a primera vista parezca que responde a nuestro deseo enmascarado, seguramente encontraremos aprendizajes interesantes.
Supongo que lo que nos palpita internamente es bastante más sabio que lo que nos empeñamos en mover en nuestro exterior. Y esto es una suerte de ventaja porque, en realidad, nos guía de la manera que más nos conviene y que mejor nos va a hacer sentir a más largo plazo. No siempre es fácil leer esta guía, es cierto. Sobre todo cuando los movimientos que se dan en nuestro exterior lo hacen en respuesta a peticiones que nosotras mismas hemos verbalizado sin pararnos a pensar si realmente son sinceras con nuestros anhelos más auténticos. Claro, si no escuchamos a lo que de manera más sincera deseamos, si de repente surgen propuestas que responden a los engaños que construimos para nosotras mismas, es difícil darse cuenta de que no están alineadas con lo que internamente deseamos y aceptamos estas propuestas. Tal vez no ocurra en un primer momento, e incluso no lo haga en cierto tiempo, pero de alguna manera, tarde o temprano, si hemos dado un sí a algo que no se correlaciona con nuestro fuero interno, nos surgirán preguntas como: ¿qué hago yo aquí?, ¿por qué estoy haciendo yo esto?…
Esto es lo que me hubiera pasado a mí en esta ocasión. Por suerte, o por elección, me paré un poco, viendo que no era capaz de dar un paso en firme ni en el sentido de aceptar la propuesta, ni en la de dar un «no, gracias» claro, y me pregunté ¿qué me pasa?. ¿Por qué me cuesta tanto verbalizar una respuesta?. Y entonces lo ví. Debía aceptar ese trabajo porque me garantizaba un cierto dinero al mes, pero en realidad, me alejaba aún más de dedicar tiempo e invertir energía y atención a otras cuestiones que identifico como que me aportan más valor. Por eso mi yo interno me frenaba a aceptar abiertamente.
El final de esta historia ha sido aceptar que había pedido un deseo en un sentido muy alejado de lo que me apasiona y reconocer que verdaderamente no quería dedicar mi tiempo a la oportunidad que se me brindaba, sino que elijo hacerlo en dedicaciones que estén más acordes con lo que sueño para mí 🙂
¿Y tú?, ¿deseas para tí escuchando en tu interior?
Deja una respuesta