Caminar en busca de la fuente.
Entrar en el corazón de la tierra.
Recorrer senderos perdidos y, sin embargo, conocidos.
Atravesar bosques fríos y tupidos. Cubiertos de hiedra en piedras, ramas y troncos. Lecho repleto de musgo, helechos y hojarasca.
Caminar en busca de la fuente.
Entrar en el corazón de la tierra.
Coger de la mano a las rocas inertes que, aún preguntándoles, responden con la boca hueca.
Ni rastro desde la piel hacia afuera.
Cauce de murmullo callado. Guijarros secos y sedientos.
Caminar en busca de la fuente.
Entrar en el corazón de la tierra a la caza de respuestas.
Lluvia que cesa al paso sin poder evitar un rastro que grita atrapado entre las grietas.
Caminar hacia la fuente.
Entrar en el corazón de la tierra. De la propia tierra.
Llama encendida de la piel hacia dentro.
Mueca escondida. Salto contenido. Manta tejida al abrigo del silencio.
Dentro. Cobijo. Donde habita la última pieza que aporta sentido.
Me gusta leerte.
Tan íntima, tan «terrena», tan física, tan espiritual, tan silenciosa,tan …. Tú
Abrazo infinitamente «directo». Te quiero Maria «personal»
Gracias infinitas 🙂 Yo también te quiero.