Sé que estás ahí.
No creo que te escondas.
Soy yo misma la que se resiste a mirarte.
Formas parte de mi todo aunque no te vea.
Lo sé.
Lo siento así.
Desconozco que aspecto con exactitud. Cuál es tu intención. La razón de tu presencia, aunque sea entre bambalinas.
No soy consciente de cuál es tu lugar exactamente. Y, sin embargo, presiento que no lo ocupas precisamente en soledad.
Es difícil acceder a algo si no sé concretamente en qué recodo espera a ser encontrado. Si no sé exactamente a qué profundidad, por debajo de cuántas capas navega.
Por suerte descubrí una técnica para traerte a la cara visible. Para ponerte luz y desatar tu sombra. Para ponerte nombre y apellidos.
Desenmarañarte un tanto el cabello, y afinar el oído para escuchar tu historia y lograrte entender en la mía propia.
Ahora sé que habitas, que habitáis, en la cara oculta de la luna.
Que no desvelas tus coordenadas, pero que, con un lápiz y un papel, soy capaz de dibujar una hoja de ruta para encontrarte y entenderte.
Perfecto!!!
Bello