La vida nunca deja de sorprender. Incluso trayendo experiencias que, una vez se muestran, efectivamente reconozco que no son tan inesperadas. Me siguen pareciendo increíbles los regalos que trae TODO lo que vivo. Porque es justo lo que necesito. Porque, antes de darse, me pone en la situación de tener que posicionarme. Y, generalmente, este posicionamiento me sitúa en un lugar incómodo en el que siento que he de preguntarme sobre mi disposición para saltar fuera de mi zona de confort.
Son experiencias que traen consigo, justo antes de resolverse, la prueba o el reto de colocarme en la situación de elegir entre mi disposición a saltar fuera o quedarme dentro de lo que conozco.
Reflexiono. Escribo. Calibro. Y decido…
Verbalizo y… entonces sucede algo que me facilita el salto sin tener que arriesgar tanto como yo preveía en un principio. Es increíble. Entonces pienso que el reto era preguntarme si estaba dispuesta a saltar a pesar de todo. Si realmente sentía que la toma de la decisión en ese sentido estaba alineada con mi camino.
Y cuando digo «sí», la experiencia se resuelve pudiendo dar ese salto aderezado con el regalo de poder hacerlo sin tener que arriesgar tanto. Aparecen los medios y el acompañamiento que, a priori, pensé que necesitaba, que no existían de facto, que los tendría que poner de mi parte y que, en cualquier caso, debía confiar en que el salto iba a ser un éxito.
Confío, salto y… ¡voilá!. Todo aquello que intuía que me faltaba y me llevaba a dudar, a tener miedo, aparece y me facilita el salto sin tanto miedo a caer.
«Suelto y confío» y, entonces, lo que necesitaba para saltar aparece para que todo sea más sencillo.
Me cuesta integrar «in continuum» este mantra. Suelto y confío. Pero, ciertamente, cada vez que lo practico, me lleva a darme cuenta de lo mismo: lo que está ahí para mí, lo que está alineado con mi camino, sucederá, aparecerá. No será evidente a la primera de cambio, obvio. La vida quiere asegurarse de que seamos nosotros los que elijamos si queremos saltar. Quiere asegurarse de ver si elegimos manteniéndonos en conexión con nuestro centro o si lo hacemos dejándonos arrastrar por nuestros miedos. La vida nos retará para que elijamos con conciencia.
No nos lo pondrá fácil. El camino no se mostrará evidente. La vida nos pondrá en el brete de elegir.
Vivir es una continua elección. Es tomar una elección detrás de otra.
Elegir sin despegarme de mi centro y hacerlo soltando y confiando es lo que, me doy cuenta, me lleva a avanzar en coherencia. Sintiendo que todo se resuelve de manera fácil. De la mejor manera para mí.
Mirando en perspectiva, reconozco que siempre ocurre así.
_________
* Gracias por compartir, Rosalía Aguirre y Aleteos de Mariposa (en facebook).
Me llega mucho lo que dices. Me siento identificada en tus palabras. Un beso.
Sí, al final las sensaciones que se nos despiertan con lo que vivimos no son tan distintas de unas personas a otras.
Ésa es la magia de compartir lo que se nos mueve: reconocer y reconocernos.
Un abrazo, Carmen
Gracias gracias gracias
Qué increíblemente increíble es la vida 🙂
Vivan las sincronías!!
Un abrazo grandote. María
Qué lindo poder compartir y leerte.
Un abrazo. Charo.
Sí, gracias por el camino compartido. Seguimos caminando 🙂
Abrazote
Caminando juntas, aprendo a soltar yo también y a confiar.
Un abrazo de osa celeste y blanca.
Un abrazo, amigo danzante 🙂
Confiar es uno de los verbos más bellos del diccionario. Contiene tanto…
Soltar es uno de los verbos más liberadores.
Maravillosa combinación.
No dejes de escribir.
Besitos, guapa.
Gracias por compartir tu sentir. No dejes de alumbrar tus letras 🙂
Abrazo gigante