Sentir la paleta de colores tocando la piel.
La vida es eso…
ensuciarse las cejas,
embadurnarse sin medida,
sin tener sentido de la vergüenza ni remordimientos.
Saltar y dejarse caer en un charco de múltiples colores.
Y nadar,
nadar sumergida sintiendo la paleta tocando tu piel.
Tomar el pincel en un arranque de furia creativa,
o bien delicadamente, deslizándolo con suavidad sintiendo cómo recorre el lienzo
que espera recoger cada uno de los sueños que habitan dentro.
La vida es eso…
ensuciarse hasta las cejas,
embadurnarse sin medida,
sin tener sentido de la vergüenza ni remordimientos.
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Foto y texto del libro «Travesía nómada austral. La vida es un viaje«
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