Pongamos que salgo de un sitio. De un lugar en el que estuve durante un tiempo determinado, o al que estuve entrando periódicamente desde hace un tiempo concreto.
Pongamos que salgo de ahí, o decido no regresar a él. Porque me doy cuenta de que deja de tener sentido vivo para mí. O sencillamente porque hay otros lugares que me traen una sensación de más viveza, de mayor vitalidad.
Antiguamente salía de estos lugares tratando de no mirar hacia atrás. Seguramente por una mezcla de querer escapar del apego y de evitar caer en la tentación de pensármelo demasiado. Así que acababa no saliendo del todo y quedándome con un pie aquí y otro allá.
Ahora encuentro otra manera de salir, de despedirme, de cerrar etapas.
Ahora trato de salir despacio, dejándome sentir qué me trae ir caminando mientras me alejo.
Tomo la decisión de salir con el tiempo suficiente como para que la prisa no sea un hándicap del proceso. Me marco una fecha para hacer efectiva la salida, eso sí, pero me concedo un tiempo de tránsito para que, a nivel emocional, cualquier estantería que se mueva, pueda detenerme a colocarla en su lugar o simplemente recolocarla en otro distinto si algo me dice que se mueve porque no se encuentra cómoda donde estaba antes.
Ahora trato de salir despacio, y esto me permite incluir momentos para reconocer todo lo que ese lugar, si bien en el momento presente no es el lugar en el que quiero seguir construyendo, me ha aportado en forma de aprendizajes y vivencias que me han enriquecido.
Ahora trato de salir escuchando, y esto hace más sencillo ir cerrando con presencia, agradeciendo todo lo bueno que he ido viviendo durante la estancia en ese lugar, y también todo lo que me generó cuestionamientos y resistencias porque, esto último, me permitió ir buscando la forma de integrarlo y gestionarlo, llegando finalmente hasta aquí.
Coser despacio el cierre. Para, en cada puntada, reconocer y agradecer que el paso por ese lugar tuvo sentido para mí.
Caminar despacio la salida. Para poder abrir, entrando igual de presente en la siguiente escena de la vida.
Paco Tévar
Gracias.
Un abrazo.
María
A tí por estar en el lado que da sentido a que siga compartiendo 🙂
Abrazo gigante