
Practico la escritura intuitiva desde hace más de diez años, y lo hago cada día en los últimos dos. Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que esta práctica me permite reproducir de manera consciente el movimiento en doble espiral que hacemos las personas en relación a cualquier vivencia. Observa la imagen que hay arriba de este texto.
Una persona, en cualquier aspecto y situación de su vida, parte de la visión que tiene acerca de sí misma (parte del centro de una de las espirales).
Aunque sea de manera inconsciente, ve cómo es, se sitúa en relación a ese concepto de sí misma y, de acuerdo a esto, sale al mundo a vivir (camina la espiral, saliendo hacia afuera).
Una vez en el exterior, se muestra al mundo, interacciona con él, responde a sus experiencias de acuerdo a la imagen que construyó sobre sí misma. Aquí se ponen en juego sus patrones, sus creencias, los acuerdos que firmó consigo misma en distintos momentos de su vida.
Nos mostramos al mundo de acuerdo a la historia que nos contamos en algún momento. De acuerdo al personaje que construimos para nosotros a raíz de las propias vivencias.
Vivir es una oportunidad para aprender a vernos en la práctica. La vida nos mueve. Despierta en nosotras sensaciones y emociones diversas.
Si somos conscientes de lo que se nos mueve por dentro y prestamos atención, podemos llegar a valorar cuáles de aquellos patrones, creencias, hábitos, etc nos aportan valor en el sentido de que nos llevan a expandirnos, a brillar, a disfrutar de la vida, y cuáles nos encogen, «cierran» alguna parte de nuestro cuerpo, nos alejan de la sonrisa.
Si adoptamos el rol de personas espectadoras sobre nuestra propia vida, podemos verNOS como protagonistas de la historia que hemos escrito. Vemos cómo interactuamos con el mundo. Qué estrategias vitales ponemos en juego cuando nos relacionamos. Qué reflejos propios encontramos en las demás personas. E, incluso, podemos llegar a descubrir cuáles son nuestros mecanismos de respuesta.
De esta manera seremos capaces de cuestionarNOS. De revisar antiguos patrones, creencias adquiridas, hábitos establecidos.

Tomando conciencia, recuperamos el poder de elegir qué parte de aquello que definía nuestro personaje inicial nos sigue aportando valor y elegimos mantener con nosotras, y cuál elegimos soltar porque sentimos que ya no nos representa.
Éste es un movimiento similar a ir hacia dentro de nosotras mismas de nuevo (caminar hacia el centro de la segunda espiral).
VerNOS en nuestra interacción con el mundo nos trae la oportunidad de integrar lo que vemos ahí fuera, de hacer una revisión interna y de tomar decisiones al respecto para volver a salir hacia afuera e investigar cómo nos va de nuevo (e iniciar un siguiente movimiento en doble espiral). De alguna manera, tenemos la posibilidad de REESCRIBIR NUESTRA HISTORIA.
¿Y qué tiene esto que ver con la escritura?
Escribir conectándonos con nuestro lado intuitivo, nos permite acompañar el proceso vital tomando conciencia sobre el papel de los movimientos a lo largo de la doble espiral de la vida.
Si quieres conocer este método en la práctica, te invito a participar en la próxima convocatoria del curso REESCRIBE TU HISTORIA.