
Poner nuestra vida por escrito
o el poder de las historias.
(por Patricia Fagundez).
Mi nombre es Patricia Fagundez, soy uruguaya. Vivo en Buenos Aires. Argentina. Cuando no estoy escribiendo, estoy abriendo un nuevo libro (o asaltando bibliotecas ajenas). Me declaro fan de las historias y de mojar los pies en el mar.
En las próximas líneas quiero contarte sobre el poder de las historias que moldean nuestra identidad.
Mi relación con la escritura
Tengo 8 años. Estoy escondida en un rincón, detrás del mostrador de la librería de mi tío. No quiero que nadie me vea, estoy leyendo un libro. De esos prohibidos para niñas de mi edad.
Tengo 9 años. Antes de dormir, saco mi diario que está bajo llave. Escribo: “Hoy fui a la escuela. Me gustó jugar con L. Después fui a la casa de la abuela. Siento que en esa casa se respira “hogar”. Jugué mucho con mi hermana. Ahora me voy a dormir, me siento cansada”.
Tengo 15 años. Abro mi diario. Escribo una carta de amor. Nunca la envié.
Tengo 18 años. Es mi primer día en Argentina, el país que se convirtió en mi nuevo hogar. En ese momento no lo sabía. Abro un cuaderno y escribo. La migración me duele. Estar lejos me duele. Ir por mis sueños me entusiasma.
Tengo 23 años. En una de mis tantas mudanzas dejé todos mis cuadernos. Es el boom de los blogs. Abrí el mío. Un diario virtual donde escribía cómo era mi nueva vida en Buenos Aires.
Tengo 24 años. Me llaman por teléfono para darme una de las peores noticias: mi abuela falleció. Lloro. Abro mi diario, le escribo una carta.
Tengo 36 años. Soy psicóloga. Vivo en Buenos Aires. Acompaño a las personas a encontrar alivio y bienestar utilizando la escritura como una poderosa herramienta terapéutica. Me formé e investigué sobre esto; pero desde chica, desde que tengo memoria, la escritura siempre me ha acompañado.
Conozco su valor.
La escritura salva.
¿Cuál es tu relación con la escritura? ¿En qué momentos la escritura ha sido un refugio en tu vida?
En la literatura podemos encontrar cientos de escritores y escritoras que dan cuenta del valor que ha tenido en sus vidas escribir.
En una entrevista se le pregunta a Jorge Luis Borges por sus insomnios a lo que este responde que ha sufrido mucho de la ausencia de sueño y que este malestar se puede ver reflejado en uno de sus cuentos. Está haciendo referencia a su reconocido cuento “Funes, el memorioso”.
Continúa respondiendo a la entrevista y agrega: Ese cuento…voy a contarle un detalle que quizá pueda interesarle. Yo padecía mucho de insomnio. Me acostaba y empezaba a imaginar. Me imaginaba la pieza, los libros en los estantes, los muebles, los patios. El jardín de la quinta de Adrogué…esto era en Adrogué. Imaginaba los eucaliptos, la verja, las diversas casas del pueblo, mi cuerpo tendido en la oscuridad. Y no podía dormir. De allí salió la idea de un individuo que tuviera una memoria infinita, que estuviera abrumado por su memoria, no pudiera olvidarse de nada, y por consiguiente no pudiera dormirse. Pienso en una frase común: “recordarse”, que es porque uno se olvidó de uno mismo y al despertarse se recuerda. Y ahora viene el detalle casi psicoanalítico: cuando yo escribí ese cuento se me acabó el insomnio. Como si hubiera encontrado un símbolo adecuado para el insomnio y me liberara de él mediante ese cuento.
El neurólogo y psiquiatra psicoanalista, Boris Cyrulnik en su libro “La maravilla del dolor. El sentido de la resiliencia”, afirma que: Todas las penas son soportables si las transformamos en un relato. Ante el horror sentimos una doble necesidad: contar o callar. Contar el propio desastre es hacerlo existir en la mente de otro y darse así ilusión de ser comprendido, aceptado a pesar de la herida.
Cuando Paula, la hija de la reconocida escritora Isabel Allende, enfermó, ella comenzó a escribir un diario con la historia familiar. Iba a ser un legado para que, cuando la joven despertara, conociera un poco más sobre sus raíces. Paula nunca despertó. El libro hoy es un testimonio de cómo la escritura puede ser no solo una compañera fiel en nuestras horas más difíciles, sino también un bálsamo a una herida.
Todas las personas hemos atravesado historias de dolor. Un fracaso laboral, un amor no correspondido. Una separación, la pérdida de un ser querido.
Recuerdo que, viviendo en Buenos Aires, recibo una llamada de esas que nunca deseamos tener. La noticia venía de la ciudad que me vio crecer, en Uruguay. Anunciaba que mi abuela había muerto.
Tenía 24 años, la misma edad que la poeta Alfonsina Storni cuando escribió “En la inquietud del rosal”. Sobre su libro dijo: “Lo escribí para no morir”.
Las semanas y meses posteriores a esa noticia, se tiñeron de escritura: un refugio, un salvavidas en medio de un bravo mar.
Hace unos días, en un encuentro familiar, una prima a quien veo pocas veces al año, me contó cómo, en su adolescencia, escribir un diario fue lo que la ayudó a sobrellevar el duelo por la muerte de su madre.
No me sorprendió. He visto, no solo en mi vida personal, sino en la de muchas personas cómo poner en palabras nuestras emociones, nuestros pensamientos y todo nuestro dolor es una de las mejores formas de cicatrizar las heridas del alma.

¿Cuál es la historia que define tu identidad hoy? ¿Cuáles son los relatos que han moldeando tu vida?
Como psicóloga, he escuchado cientos de historias en el consultorio que me llevan a reflexionar sobre cómo los relatos que nos contamos acerca de nosotras mismas, moldean nuestra identidad.
Quienes me conocen, muchas veces me han escuchado decir que somos personas narrativas, que estamos hechas de historias como también comenta María en esta web, citando a Eduardo Galeano.
Las historias no son simples narraciones. Los múltiples relatos que escuchamos y contamos sobre nosotras mismas no son inocentes. Influyen en nuestros pensamientos, emociones y acciones frente a la vida.
“Soy depresiva, “soy ansioso”, “mi hija es exigente, “las personas que viven en X lugar son pesimistas”, etc. Conclusiones de identidad como estas, podemos escuchar a diario a nuestro alrededor.
¿Cómo es que las personas llegan a tener estas creencias sobre sí mismas? ¿Cómo se construye entonces la identidad? Desde la Terapia Narrativa se entiende que la identidad es una construcción colectiva. Es decir, que inciden el contexto socio-cultural histórico particular de cada persona. Son las historias que nos cuenta y que nos contamos las que moldean “quién soy”.

Las historias importan. Muchas historias importan.
La historia del día de tu nacimiento. Las historias antes de que nacieras. La historia de tus primeros pasos. Tu primera palabra. Las palabras que te dijeron. La historia de tu infancia. Tu adolescencia toda. La historia de quién sos hoy. La historia de quién querés ser en el futuro.
En mis inicios como profesional, me encontré con la Terapia Narrativa, cuyos fundamentos le han dado un sentido valioso a mi trabajo con otras personas. Sus principios teóricos como no patologizar, entender que la persona es la experta en su vida y que nuestra vida es multihistoriada le dieron sentido y son hoy una brújula en mi práctica.
Actualmente, mi trabajo se trata de acompañar a las personas a encontrar sentido a sus vidas, a aliviar el dolor y aplacar el sufrimiento.
Utilizo la escritura como una herramienta-puente para dar luz a todas las historias invisibilizadas y encontrar sentido a la vida.
Recuerdo una vez me preguntaron: ¿entonces en tu consultorio a todos hacés escribir? ¡Claro que no! Primero, me gusta pensar en los ejercicios de escritura como invitaciones y no como tareas donde la persona se sienta obligada incluso a hacer algo que quizás no le hace sentido.
Siempre invito a escribir. Claro, no puedo no hacerlo. Sé de su valor. Sé de sus beneficios.
Sin embargo, me ha tocado acompañar a personas donde la escritura era una herramienta que ocupaba un segundo plano.
Tampoco escribir como forma terapéutica se trata de escribir “bonito”, mucho menos editar y corregir textos. Cuando utilizamos la escritura en un proceso personal, escribir sin censura dejando que las palabras fluyan para expresar nuestras emociones y pensamientos más profundos es lo que cuenta.
Ser testigo de cómo las personas al escribir encontraban alivio en sus vidas fortaleció mis ganas de continuar por este camino. Me he dedicado a investigar y entender cuál es la función de la escritura en las personas y actualmente brindo formación a otros/as profesionales. Creo que, si tengo alguna misión especial en esta vida, es contagiar a otras personas a escribir. Escribir como si fuera respirar.

¿Te animás a explorar tu vida con la escritura?
Un ejercicio que suelo usar con mis consultantes, es una invitación a explorar esas historias que de algún modo definen quién soy y poder tomar una posición frente a ellas.
En las siguientes líneas vas a encontrar un paso a paso para que también puedas explorar tus propias historias. ¿Te animas?
Sólo vas a necesitar un cuaderno u hojas y una lapicera. En lo posible, busca un espacio tranquilo y privado para poder dejar a un lado todo tipo de distracciones.
Responde las siguientes preguntas en tu cuaderno o diario personal, sin censura, sin corregir ni editar, y en lo posible a un ritmo más rápido del habitual.
Como primer paso te invito a pensar en una historia (relato o evento) conocida (agradable o no), que haya sido contada muchas veces por vos misma/o y/o por las personas que te rodean. Por ejemplo: una historia de tus habilidades o conocimientos, o como amiga/o, como esposa/o, como madre/padre, o para la música, para escribir, etc. Si te ayuda, podés pensar qué cosas se dicen y me digo a mí misma/o sobre mi identidad (quién soy).
Como segundo paso: ¡escribir! En las siguientes líneas vas a encontrar preguntas-guía que te ayudarán a ir explorando paso a paso el relato que elegiste.
- Escribí un relato breve sobre la historia que elegiste.
- ¿Por qué elegiste esta historia en particular?
- ¿Cuándo comenzó a contarse esa historia?
- ¿Qué personas influyeron en que esa historia se contara una y otra vez?
- Esta historia, ¿concuerda con la forma en que te ves a vos misma?
- ¿Qué dirección te gustaría que tomara esta historia en tu futuro?
¡Eso es todo!
Me encantará que me cuentes en los comentarios cómo te ha ido con la actividad.
Si querés conocer más sobre mi trabajo y que estemos en contacto, podés encontrarme en los lugares que te anoto más abajo.

Contacto:
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- Correo electrónico: patri.fagundez@gmail.com
Avalo el trabajo de Patricia, ¡es maravilloso!
Profesional y sensible, solidaria y dedicada, es un apoyo para cualquier persona que busca un alivio para transitar su vida-
Creo que los que leemos lapiz,papelytierra reconocemos los amantes de las letras, me emcontré en tus palabras Patricia!
Siempre me encantó Funes, el memorioso. Gracias por contar lo que explicó Borges! Saludos!