El agua, la biología y mis historias
Las letras danzarinas revolotean dentro de mí, organizando infinidad de pensamientos y sentimientos que tejen oraciones en un continuo ir y venir.
Sólo el arrullo del mar logra aquietar el parloteo mental mientras la mirada se pierde en los confines de la delgada línea que borda el horizonte. Es en ese espacio diminuto e inmenso a la vez, entre la superficie del agua y el rincón del cielo donde el amanecer se despereza cada jornada, donde soy capaz de diluir los pensamientos. Y sin embargo, aún en ese escondrijo, la danza de las letras no cesa. Una danza que parece poseída por el arte de contar historias hilvanadas sin mucho esfuerzo y que me permite aligerar la carga acumulada o dar rienda suelta al éxtasis que me habita.
A veces releo lo que escribí mucho tiempo atrás y me da la sensación de que no me pertenece. Entonces me paro unos instantes y me permito revivir lo que motivó la danza de esas letras. Engarzadas con una magia especial, logran retratar paisajes de intensa vivencia que pueden ser observados en cada detalle mientras se leen.
Cuando me sumerjo en lo que escribo percibo la inmensidad del mar, la fuerza del viento y la magia de los bosques. Ahora pienso que tal vez sentirme más cerca de las sensaciones que me mueven los distintos actores naturales, fue una de las razones inconscientes de que me aventurara a bucear en los libros de biología y no tanto una pasión verdadera por conocer las bases teóricas de su ciencia.
Soy capaz de sumergirme en el agua, de bañarme al sol o dejarme abrazar por las hojas y los troncos de los árboles permitiendo que afloren las sensaciones más intensas. También las piedras, el humo que exhalan las chimeneas o la caricia de unas manos rugosas me evocan historias que son el reflejo de lo que voy viviendo. La intensidad de las miradas, el latido acelerado del corazón cuando se cruza con otras almas o el salitre de las lágrimas, son elementos que esbozan dentro de mí historias que se precipitan sobre el papel como retazos de sombra y sueños que me resistí durante mucho tiempo a vivir con intensidad y apertura y que, ahora, recibo como un regalo con un agradecimiento infinito.
Escribir forma parte de mí como lo hace el respirar
Estoy convencida de que todas las personas somos creativas por naturaleza, y desde este convencimiento, me he propuesto desarrollar la habilidad para convertir la escritura en un hábito. Es la herramienta creativa con la que me siento más identificada. Con la que me siento fluir con mayor facilidad, y en compañía de la cual logro retratarme de manera más fiel.
Esta práctica, que en el inicio de la vida fue una especie de válvula de escape para dar rienda suelta a lo que me vivía a nivel emocional, se ha convertido en los últimos más de 10 años, en una compañera de camino que me permite ordenar las emociones y sentimientos. Permite que me vea desde fuera cuando me leo en lo que escribo, y de colocarme y tomar partido para decidir sobre la realidad que dibujo para mí.
Escribir para verme en la persona que soy. Por si me pasan algunos detalles desapercibidos. Para sanar aquello que aún escuece. Para agradecer. Para celebrar. Para colocar en su sitio. Para entender sin juzgar. Para tomar nota y emprender acción. Para establecer de un modo más sano. Para tomar decisiones. Para mantenerme en aquellos lugares que me aportan valor, y soltar aquellos que dejan de tener sentido para mí. Para respirar a pleno pulmón. Y, sobre todo, para sonreír.
Verdaderamente me parece una técnica muy poderosa de conexión con la propia intuición, por lo que me propongo compartir mi experiencia y brindar un espacio para conocer su técnica y propuestas concretas para la práctica.
Desde hace un tiempo, al despertar, una de las primeras cosas que hago es escribir tres páginas en modo automático. Se trata de una técnica cuyo objetivo es despertar la creatividad.
Estas páginas resultan ser de mucho valor porque me regalan la oportunidad de entender y entenderme.
En el Cuaderno Nómada encontrarás algunos de los textos que van saliendo a la luz en esta práctica matutina de la escritura.