Cuando logro caminar sintiendo la libertad por igual a ambos lados del camino, es cuando me siento en mi centro.
Cuando, aún parada, extiendo la mirada a mi alrededor y sólo percibo la calma, sé que estoy donde quiero estar.
Cuando me permito distanciarme y buscar un lugar para observar con perspectiva, siento que me respeto.
Cuando me conecto con la velocidad a la que las palabras se vierten sobre este papel dejando atrás la prisa, leo que busco en el tiempo espacio para la creatividad.
Cuando me regalo momentos como éste en lo alto de una loma, con un manto de árboles discurriendo por las vertientes de los valles que habitan el lugar, siento que la energía de las piedras sobre las que descansan mis huellas me transmiten la savia de la tierra.
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