A medida que transito el tiempo que me fue concedido, me doy cuenta de que la importancia que tiene para mí el lugar que habito, reside en si pongo la intención en dejar que mi cuerpo lo inspire o si, por el contrario, respiro sin ser consciente de lo que puede calar en mi sentir.
El lugar que habito en cada momento, en cada etapa de mi vida, lo elijo, en cierto modo. Unas veces tiene bastante del lugar que deseo habitar en ese periodo, otras no tanto aunque se halle cerca de él geográficamente. Pero siempre que pongo el foco en inspirarlo, logro hacer de él el lugar más hermoso.
Suele ocurrir cuando permito que permee en mí lo suficiente como para ralentizar mi ritmo y encuentro momentos para perderme en él disfrutando del sol que se cuela entre sus rendijas, o para escuchar el murmullo del viento rastreando cada rincón. Cuando pierdo la noción del tiempo mientras escucho la lluvia detrás de los cristales independientemente de lo que veo detrás de ellos. Cuando me concedo el placer de sentarme a escribir como hago ahora.
Una vez leí que si dejáramos de respirar, dejaríamos de existir tal y como nos vemos ahora. El aire que inspiro llega a nutrir cada una de mis células manteniendo su palpitar y eso me hace pensar que si inspiro el lugar que habito, me aportará vida igual que lo hace el aire que me invade.
Para mí, inspirar un lugar significa lograr estar presente en él. Sin importarme si el tiempo pasa o deja de hacerlo. Estando sin límite. Incluso haciendo. Pero haciendo según soy… Según siento. Sin haberlo planificado. Sólo escuchando lo que deseo en cada instante y respondiendo a ese deseo. Eso es para mí inspirar un lugar.
Hoy inspiré el lugar que habito manteniéndome al margen de cronos y haciendo en cada momento lo que me sugería el espacio. Ésa fue la clave. Durante unas horas, no tenía la presión de la columna de arena cayendo sin cesar segundo a segundo y aproveché este despiste para ser. Para hacer lo que yo era en cada instante. Me resultó curioso dejarme ser en un lugar que no alcanzo a sentir como propio del todo, y, tal vez fue esto lo que me hizo reflexionar sobre el poder que tiene para mí inspirar el lugar que habito, sin importar tanto si pienso que se parece más o menos al lugar ideal para mí.
Me gustó hacer este pequeño descubrimiento porque aligeré el peso que otorgo al lugar en el que estoy. Me dí cuenta de que tal vez es más interesante dejarme sentir si logro ocupar ese lugar inspirándolo a pleno pulmón.
Preciosa descrpcion de tu sentir Maria, se respira calma, y serenidad al leerlo.
Empiezo a sentirme un poco así, sí. En calma 🙂
Amén!..