Durante mi vida, he cambiado de campamento base en 13 ocasiones. Entre ellas, incluyo un campamento que, más que base, fue volante. Y digo esto porque podría circunscribirlo en un radio de un país en el que dicen que caben 5 Españas, pero no podría afinar más ya que cambié de lugar al menos cada semana durante 2 meses y medio.
11 campamentos base en España, 1 campamento volante al otro lado del océano Atlántico, y otro más con pequeños movimientos dentro de una misma provincia del mismo gran país en el que practiqué el nomadismo, y en el que me establecí esta vez durante 4 meses.
Ciertamente me da seguridad tener un lugar en el que “dejarme caer” y que ese lugar lo sienta como algo propio, con un cierto toque de sagrado, que sienta que me conecta con un lugar armónico, aunque mi concepto de armonía dejo que cambie con el tiempo.
Y esto, tomo conciencia de que soy capaz de sentirlo en muchos lugares distintos independientemente de dónde apunte el GPS.
En unos días, me dispongo a hacer el movimiento número 14 de mi historia de vida. De nuevo con carácter volante.
¿Con qué idea te conecta la palabra “hogar”? ¿Qué connotaciones te descubre?
Coge papel y boli y manos a la obra.
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Un abrazo y mi deseo de que la práctica de escritura intuitiva te aporte claridad.
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