Cuando sentimos ocurre algo bien distinto a cuando pensamos: se activa la respuesta corporal. Todas las emociones tienen su reflejo en nuestro cuerpo. Atendiendo a la respuesta corporal, podemos adiestrarnos en la escucha de lo que la desencadena.
Cuando algo te alegra, ¿te has fijado que es como si algo se desatara por dentro y logras una cierta expansión interna? Habitualmente se traslada hacia afuera en forma de risa, de expresión de gozo. Los ojos brillan.
¿Eres consciente de la sensación de contracción corporal que acompaña al miedo? A veces, incluso, nuestra respiración se acorta y parece desaparecer. Parece que sea un mecanismo del cuerpo para pasar desapercibido, para que nadie le escuche.
En esta ocasión te invito a buscar inspiración para escribir en tus sensaciones corporales y leer qué te traen.
Recuerda compartir este material con las personas que creas que les puede interesar.
Un abrazo.
Sonríe y escribe 🙂
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