«Volver a significar. Dotar de un significado nuevo».
Podría ser ésta la manera cómo se definiría este concepto si el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española incluyera palabras compuestas de prefijo + elemento raíz o lexema.
Algo así como significar dos veces, o añadir un significado posterior al que venía teniendo hasta ahora.
Cuando algo no me cuadra, no me cierra, o no estoy cómoda de la manera que es, generalmente contemplaba dos posibilidades.
Una era tratar de cambiarla para acomodarla a algo que no me hiciera tanto ruido, a algo que no me raspara tanto en esa herida que es la que me alerta y me mueve a no estar conforme.
La otra posibilidad era aceptar. Aprender algún tipo de mecanismo que me ayudara a integrar el asunto, aspecto o detalle, tal y como era. Esta segunda opción pasaba por un cambio en lo propio, en mis propias estructuras, con la idea de recibir sin tanto ruido, de manera más suave, lo que fuera que me estuviera llegando.
¿Y si existiera una tercera posibilidad?.
Resignificar como paso previo a practicar la aceptación.
Seguramente cuando algo me rechina es porque le atribuyo un significado determinado que entra en conflicto o cuestiona algo a nivel interno.
Si me paro un instante y escucho qué otros significados son posibles. Si respiro, me salgo de la reacción inmediata y veo qué otros significados (tal vez no tan evidentes a primera vista) tiene el asunto, la situación, el mensaje que me llega, abro la puerta a recibir y, por tanto, a integrar de otro modo. Puede que entonces la aceptación aparezca como posibilidad.
Lo que sí es cierto es que me pararé delante de lo que estoy resignificando desde otro lugar. Seguramente no tan reactivo. Sin tanta cerrazón. Permitiendo un abanico más amplio de maneras de gestionar.
Resignificar.
Para esto siento que es importante que me detenga.
Para poder sacar los pies del lugar en el que estoy.
Mirar desde fuera, con perspectiva y,
desde ahí, considerar otros significados.
¿Qué significa esto para mí?
¿Qué información trae para mí? Y puntualizo «para mí» porque todo depende. Depende del cristal (de la experiencia vital) con el que se mire, como dice la canción*. Las fórmulas magistrales y las recetas universales, no creo que funcionen en esta ocasión, una vez más.
Resignificar para reinventarse, también.
Y tú, ¿le encuentras sentido a resignificar lo que te vas encontrando en la vida?.
____
* «Depende», de Jarabe de Palo.
Deja una respuesta